Todo
buen entrenamiento debe terminar con unos estiramientos. Con mucha frecuencia
no se hacen los estiramientos, bien por desconocimiento de la importancia que
tienen, bien por pereza, por prisas o por diversas razones. Esto es una mala
costumbre ya que los estiramientos evitan sobrecargas y lesiones. Cuando te
entrenas tus músculos van acumulando tensión y se vuelven rígidos, el estiramiento reducirá esa tensión
muscular y hará que tu cuerpo se sienta más relajado a la vez que devolverá la
flexibilidad a tus músculos. Un cuerpo relajado trae como consecuencia una
mente más relajada, cuerpo y mente relajados, te producirán una sensación de
bienestar equilibrando tu mente y tu cuerpo. El estiramiento te proporciona una
mayor coordinación corporal. Al poner atención a las diferentes partes que vas
estirando, te permite un mayor conocimiento y conciencia de tu cuerpo. El estiramiento además facilita
la circulación, el proceso de recuperación tras el ejercicio y acelera la
asimilación del trabajo realizado.
El
estiramiento tiene que realizarse con cuidado, de manera relajada y sostenida
durante al menos 30 segundos con la
atención en los músculos que estás estirando. Los músculos están protegidos por
el llamado reflejo de estiramiento. Si fuerzas el estiramiento se genera un
reflejo nervioso que envía una señal de contracción a tus músculos, impidiéndoles
que se estiren más allá de sus límites evitando de este modo que te lesiones. Es por eso que
cuando estiras demasiado tus músculos en
lugar de estirarse, se produce el efecto contrario y se tensan. El sobreestiramiento puede incluso llegar a producir desgarros microscópicos de las fibras musculares, esto producirá
pequeñas cicatrices que conducirán a una pérdida de elasticidad.
Lo
ideal es que te estires hasta el lugar en el que sientas una tensión moderada, una
vez ahí respira profundamente y relájate mientras sientes el estiramiento. La
sensación de tensión irá disminuyendo a medida que mantienes la posición, si no
ocurre de este modo, puedes soltar un poco y reajustar el estiramiento hasta
que notes que estás estirando pero de una manera cómoda.
No hagas
rebotes ni contengas la respiración mientras te estiras. Puedes aprovechar las
espiraciones para llevar un poco más lejos el estiramiento con cuidado y
siempre que percibas que puedes hacerlo sin llegar al dolor. Si sientes
demasiada tensión, no fuerces ni sobrepases tus límites, ajusta el estiramiento
a tu estructura corporal y a tu flexibilidad.
Aprende
a tomar consciencia de tu cuerpo y a prestar atención a lo que ocurre en él
mientras estás estirando, el estiramiento no debe ser una tortura, sino que
debes disfrutar de él, permitiéndote crear libertad y espacio en cada
estiramiento.
En
el vídeo puedes ver una sesión de estiramiento que puede servirte de ejemplo y
puedes seguir si no tienes claro cómo hacerlo.
Como
ves, los beneficios del estiramiento son múltiples, así que ya sabes: A
estirar!
Por
una vida de equilibrio.
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