¿Sientes estrés y ansiedad en tu día a día?
¿Te
cuesta relajarte y desconectar?
El estrés no es algo malo, es un mecanismo
de supervivencia que pone al cuerpo en alerta para poder reaccionar
adecuadamente ante una situación que considera de peligro.
El
problema es cuando el estrés se prolonga y se vuelve crónico, en esas
circunstancias favorece el desarrollo de enfermedades.
Existen remedios naturales que permiten eliminar toda esa tensión acumulada que genera el estrés.
Una
es la respiración consciente y
profunda, de la que ya te hablé aquí o la postura de savasana que te conduce a un estado de gran relajación y de la que te hablé aquí
Y otra,
como la que hoy te propongo, es mediante técnicas
de relajación con ejercicios de estiramiento de determinados grupos
musculares y de tensión y distensión muscular.
Imagen cortesía de Stuart Miles/Freedigitalphotos.net
A veces estamos tensos pero no somos conscientes de esa tensión, de que los músculos están agarrotados y contraídos, realizar ejercicios de estiramiento, así como de tensión y distensión te hace tomar consciencia de esa tensión acumulada y soltarla, te hace percibir la diferencia entre un músculo que está rígido y contraído de uno que está relajado, y de ese modo, te resulta más fácil liberar esa tensión acumulada y quedarte en un estado de relajación.
A veces estamos tensos pero no somos conscientes de esa tensión, de que los músculos están agarrotados y contraídos, realizar ejercicios de estiramiento, así como de tensión y distensión te hace tomar consciencia de esa tensión acumulada y soltarla, te hace percibir la diferencia entre un músculo que está rígido y contraído de uno que está relajado, y de ese modo, te resulta más fácil liberar esa tensión acumulada y quedarte en un estado de relajación.
Ésta
es una secuencia de sencillos ejercicios que puedes hacer para aliviar el
estrés, la ansiedad, liberar toda esa tensión tanto física como mental
acumulada y conseguir un estado de relajación y sosiego que te calmen.
Si lo
prefieres, puedes verla en el vídeo de abajo.
Siéntate
cómodamente sobre los talones, si te encuentras mejor, puedes poner una manta
debajo de las rodillas y otra entre los talones y los glúteos.
Desde
esa posición cómoda, cierra los ojos y respira profundamente y observa cómo te
sientes en este momento presente, cuál es tu estado de ánimo, percibe las
sensaciones de tu cuerpo, si existe alguna tensión localizada en alguna zona de
tu cuerpo.
Presta
atención a todas las sensaciones físicas y mentales que experimentes y toma
consciencia de ellas.
Inhala
profundamente por la nariz y exhala tranquilamente también por la nariz. Si
sientes mucha tensión, puedes exhalar por la boca acompañando la exhalación de
un suspiro y liberando la tensión acumulada.
Este
es un espacio y un tiempo para ti, para mimarte, cuidarte y conectar con tus
sensaciones y emociones, olvídate de todos tus problemas y preocupaciones,
aléjalos de ti y céntrate en el aquí y el ahora.
Desde
esa posición, vas a comenzar con movimientos de cuello. Empieza inhalando y
llevando suavemente la cabeza hacia atrás, el cuello es una zona en la que se
acumula mucha tensión, en esa posición estira con cuidado y sin forzar la parte
anterior del cuello, percibe si existe alguna tensión en esa zona y suéltala.
Lleva
ahora la cabeza hacia delante mientras exhalas y estiras con cuidado la parte
posterior del cuello, mantén unos instantes la postura y observa si sientes
alguna tensión en esa zona, suelta toda tensión y relájate.
Repite
una vez más llevando la cabeza hacia atrás y después hacia delante, para
eliminar cualquier resto de tensión que aún pueda haber en esa zona y para
dejarla completamente distendida.
Lleva
la cabeza al centro y desde ahí gira el cuello a un lado por encima del hombro,
y estira todo el lateral del cuello, mantén la posición unos instantes mientras
estiras y hazte consciente de si existe tensión en esa zona, libérala.
Vuelve
al centro lentamente y gira ahora con cuidado el cuello hacia el otro lado,
mantén la posición mientras estiras y ve liberando toda tensión que notes en
esa zona.
Regresa
al centro con calma, y repite de nuevo una vez más a cada lado, manteniendo la
consciencia de todas las sensaciones que vas percibiendo.
Regresa
de nuevo al centro.
Ahora
lleva el cuello hacia un hombro sin prisa y estira toda la zona del cuello y el
hombro, percibe si existe alguna tensión y déjala ir.
Vuelve
al centro y haz lo mismo del otro lado.
Repite
una vez más a cada lado para disipar cualquier tensión residual que puedas
percibir todavía en esa zona.
Deja
caer la cabeza hacia delante relajando el cuello y muy lentamente con el cuello
muy suelto da un giro completo con la cabeza, relajando todo el cuello, vuelve
a dar una vuelta más hacia ese lado, soltando cada vez más toda esa zona y percibiendo cómo te
vas desprendiendo de toda tensión.
Haz
lo mismo ahora hacia el otro lado dos veces.
Regresa
con la cabeza al centro.
Los
hombros es otra zona en la que se acumula mucha tensión, así que vas ahora a
soltarlos con movimientos de tensión y distensión.
Inhala
y eleva los hombros tensándolos, mantén la respiración mientras tomas
consciencia de la tensión, exhala y deja caer los hombros liberando toda
tensión, percibiendo cómo se disipa.
Repite
tres veces más y percibe cómo la tensión se disuelve.
Estira
los brazos delante del cuerpo apretando los puños con tensión mientras inhalas
profundamente, tira con todas tus fuerzas llevando las manos hacia ti a la vez
que retienes la respiración, exhala, relájate y suelta todos los músculos y la
tensión.
Repite
una vez más para dejar ir toda tensión.
Haz
lo mismo a un lado, cierra los puños y tensa mientras inhalas, retén la
respiración y tira fuerte hacia ti, exhala, afloja los músculos y vuelve a relajarte. Repite una
vez más de ese lado.
Haz
lo mismo del otro lado, inhala profundamente y estira los brazos apretando los
puños, retén la respiración y tira fuerte hacia ti con fuerza, suelta y exhala.
Ahora
vas a hacer el movimiento del león, desde la posición en la que estás levántate
quedándote de rodillas y empuja y tensa los músculos, abre las manos, estira
los brazos, saca la lengua, abre los
ojos lo más que puedas, mantén unos instantes esa tensión, después vuelve a la
posición inicial relajándote. Repite dos veces más.
Para
finalizar, descansa en la posición del bebé, si te resulta más cómodo, puedes
poner una manta entre tu cabeza y el suelo.
Tranquilamente
ponte en contacto con tus sensaciones, percibe cómo te sientes, si sientes
algún tipo de tensión residual suéltala, deja que se disuelva, que se vaya
lentamente flotando.
Respira
profundo, inhala y exhala, tu cuerpo y tu mente se relajan cada vez más y más.
Inhala
y exhala, disfruta de esta quietud y de este momento de tranquilidad que es
para ti, olvídate de todo el ruido del mundo, olvida tus problemas, tus
preocupaciones y siente como cada vez te relajas más y más.
Puedes
permanecer en esa posición, inhalando y exhalando, relajándote, el tiempo que
consideres necesario.
Por
una vida de equilibrio.
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